¿Por qué desperdiciar la oportunidad de citarme a mí misma? En uno de mis cuentos, el que debió abrir el volumen, digo que en la oscuridad se les pierden las orillas a las cosas. Es uno de esos talismanes que voy escondiendo en mis textos, frases que me guardan un secreto y que dejo ahí para no perderlos nunca. Se trata de un guiño a una sorpresa boba: el asombro que me produjo el concepto de “perímetro” en las clases de matemáticas en la primaria. La definición era simple y, para mi mente bidimensional, la frontera de la forma era la forma en sí. La frontera es otredad pero también juntura.
A la orilla de un libro se escriben otros libros. Notas, diarios, mensajes de texto, audios de whatsapp. Todas esas palabras forman un perímetro y en el centro está el libro. Una lo anda buscando. Dale, dale, dale, no pierdas el tino, te responde las amigas en el whats, y tú vas a ojo vendado, queriendo hallar una respiración, un latido.
Mi libro tarda todavía. Porque si lo pierdo, pierdo el camino. Pero sigo en busca.
Quisiera recuperar todas esas palabras que he ido reuniendo en el borde, que son el borde y que son la forma. No puedo encontrarlas todas, pero algunas sí. Pocas. Esas las iré trayendo. Podemos encontrar mi libro juntas y luego sorprendernos, dar un paso atrás y verlo como por primera vez, aunque nos lo sepamos desde siempre.